En algún momento de nuestra vida nos hemos topado con esta
clase de personas. Los vampiros energéticos o vampiros psíquicos no chupan
sangre como hacen los vampiros y tampoco vuelan, como hemos visto. Se dedican a
absorber energía de la gente que los rodea. No tienen que ser personas extrañas
a nosotros, generalmente los une a sus víctimas algún vínculo afectivo ya sea
amor o amistad. Suelen ser personas egocéntricas, se quejan de tener el mundo
en contra o los mayores problemas, son desconsiderados y tienen la habilidad de
la manipulación emocional. La víctima suele encontrarse, cansada débil, sin
energía, con mareos, dolores de cabeza y falta de concentración.
Aunque la interacción psíquica se produce en segundos, este
no necesita más para alimentar su aura, los efectos secundarios en la víctima
pueden durar días. Aun no estando durante ese tiempo en contacto con ellos. Si
los encuentra en el ambiente laboral suelen ser personas bastante problemáticas
a la hora de desempeñar un puesto. Algunas veces serán personas eficaces y
otras andará como perdido y su productividad será pésima.
La mayoría de las veces no son conscientes de lo que son,
pero una vez se dan cuenta ellos mismos se pasean por grandes eventos sociales
para poder encontrar a sus víctimas.
Hay tres clases de vampiros:
1-Los que solo te cuentan sus problemas provocando compasión
y así ser más fácil alimentar su aura.
2-Los que a bases de humillaciones te hacen perder la
confianza en ti mismo y empiezas a verlo como a un ser superior. Y te provoca
admiración y confianza.
3-Los que te halagan, alimentando así tu ego para poder
absorber más energía.
En cuanto esta relación cesa todo vuelve a la normalidad y
la víctima vuelve a recuperar toda su vitalidad, claro que con un poco de
paciencia porque esta clase de vampiros no suelen dejar el cuerpo con reservas
de energías.
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