lunes, 13 de noviembre de 2017

CUANDO CRITICAS A UNA PERSONA:



¿Te has detenido a pensar cuántas veces juzgas a alguien al día? ¿Cuántas críticas escuchamos y cuántas lanzamos desde que nos levantamos hasta que nos acostamos? Seguramente serán muchas o, en todo caso, un número demasiado alto como para poder vivir con la serenidad mental que necesitamos.
Uno de los secretos a voces del budismo para reencontrar la paz espiritual consiste en no criticar. Sin embargo, probablemente se trata de uno de los principios más difíciles de seguir porque somos 'criticones' por naturaleza. Vemos algo que no nos gusta o que no calza con nuestras expectativas y valores, e inmediatamente lo criticamos.
Hay personas que son verdaderas especialistas en esta materia, son gente que prácticamente viven para criticar lo que hacen los demás. Sin embargo, ¿te has preguntado qué se esconde detrás de las críticas?
Muchas de las personas que se dedican a criticar a los demás simplemente intentan distraer su mente del malestar que sienten con su vida. Critican a los otros para no verse obligados a criticarse a sí mismos y a tener que tomar medidas para solucionar sus problemas. Así, se mantienen entretenidos viendo la paja en el ojo ajeno e ignorando la viga en el ojo propio.
De esta forma se quedan en su zona de confort, ignorando sus defectos a costa de minimizar los errores de los demás. Es lo que en el refranero popular se conoce como “mal de muchos, consuelo de todos”. Aunque personalmente prefiero una variación de esta idea: “Mal de muchos, consuelo de TONTOS”.

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