jueves, 21 de diciembre de 2017

PAPÁ NOEL O SANTA CLAUS


El viaje de Papá Noel o Santa Claus hasta nuestra Navidad es largo y tortuoso. Los más radicales entre los protestantes, los puritanos, prohibieron la Navidad porque consideraban, tal vez con cierta razón, que era una fiesta que se estaba paganizando. Además, el protestantismo defendía la iconoclastia, estaba en contra de la representación de figuras sagradas, lo que no cuadraba mucho con las tradiciones navideñas. El Parlamento británico prohibió las Navidades en 1644 y no fueron restauradas hasta 1660.
Los puritanos fueron los primeros colonos de América del Norte y se llevaron aquellas costumbres: en Boston también prohibieron las fiestas entre 1659 y 1681. Pero, poco a poco, la Navidad fue renaciendo en el Nuevo Mundo, aunque decidieron buscar su propio camino para diferenciarlas de las fiestas católicas. Así se acordaron de un viejo santo, San Nicolás. “Santa Claus es una figura muy cristiana”, explica Diarmaid N.J. MacCulloch, profesor de Historia de la Iglesia en el Saint Cross College de Oxford. “El nombre es una traducción holandesa de San Nicolás. Otra cosa es que realmente existiese: era un santo de Mira, en lo que es hoy Turquía, y su leyenda incluía la historia de que resucitó a tres niños asesinados, de ahí su conexión con la infancia”. La importancia cultural que Estados Unidos ha ido adquiriendo en nuestras sociedades hizo el resto: Papá Noel comenzó a colonizar las fiestas durante el siglo XX. El gran antropólogo francés Claude Levi Strauss escribió un pequeño ensayo sobre este proceso, El suplicio de Papá Noel. Según su teoría, la clave no estaba en el prestigio de EE UU, sino en “la función práctica de los ritos de iniciación”, en este caso, enseñar que las buenas acciones tienen recompensas, regalos a cambio de portarse bien.

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