El amor debería ser primero
un acto unilateral, regido por el valor de la honestidad, de poder ser
uno mismo sin tener que fingir, amar
debería significar poder entregar lo
mejor para el otro, pero sin dejar de
lado los propios deseos, los propios sueños, pero sobre todo, sin olvidarse que
para poder amar enserio, es necesario primero entender que no es factible permitir que nadie amedrente nuestra
felicidad.
Compartir la vida con
alguien, debería ser elección tomada con la conciencia plena de que somos
diferentes, personalidades diferentes, con
ideas diferentes, pero aun con todas esas diferencias, entender que el
sentimiento vale tanto como para
dejar en segundo plano todo aquello que
nos hace tan distintos y optar por querernos con total honestidad, aceptándonos
tal como somos, amándonos sin miedo ni caretas, con total libertad…
Amar significa poder crecer juntos, tomado de la mano, amar
debería significar ser impulso y apoyo, ser anhelo, ser amigo, ser la fe que se necesita cuando las cosas salen
mal.
Cuando el amor deja de ser consciente de que para poder amar
en serio, no es factible cortar las alas
, ni intentar cambiar al ser amado, ni
mucho menos limitar sus sueños, o sus ganas triunfar, entonces sin poder
evitarlo algo pasa, pues cuando uno se siente preso, el alma se debilita, y el
sentimiento mucho más.
Cuando hablo de dignidad, me refiero a poder ser plenamente conscientes de lo que valemos,
de lo que queremos, de lo que queremos lograr, con la palabra dignidad me
refiero a poder ser nosotros mismo sin tener que cambiar para complacer a otro,
o tener que dejar de lado nuestros planes por miedo a no ser justo como el ser
amado espera, o en el peor de los casos… atentar contra nuestra esencia por
miedo a que nos dejen de amar.
No, el amor no debería nunca tener miedo, el amor debería
ser siempre un acto de libertad.
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