miércoles, 9 de agosto de 2017

AMIGOS.


Hace tiempo, a las 23:00 de la noche, recibí una llamada telefónica de un muy buen amigo mío. Me dio mucho gusto su llamada y lo primero que me preguntó fue que como estaba, yo sin saber por qué le contesté que me sentía muy solo, así que el decidió a que le contase un poco mis problemas, y enseguida se dispuso venir a mi casa.
Hablando por horas, de mi trabajo, mi familia, mis deudas, mi novia, de todo, él atento siempre me escuchaba. Se nos hizo de día, yo estaba totalmente cansado, me había hecho muy bien su compañía y sobre todo que me escuchara, me apoyara y me hiciera ver mis errores, se sentía muy a gusto, y cuando él notó que yo ya me encontraba mejor, me dijo, bueno me retiro, tengo que ir a trabajar.
Yo me sorprendí y le regañé en cuanto a que no me había advertido de que tenía que marcharse a trabajar y no durmió nada porque estar aguantándome toda la noche, el me sonrió y me dijo que para eso están los amigos, yo me sentía muy orgulloso y felíz de tener un amigo así.
Lo acompañé hasta la puerta de mi casa, y cuando él caminaba hacia su coche le grité desde lejos, que por qué me llamó tan tarde a noche a lo que el me respondió, que había ido al doctor y tenía los días contados, le habían detectado un tumor cerebral que no tenía operación y solo le quedaba esperar… yo me quedé mudo, el me sonrió y me deseó buen día.

Pasó un buen rato hasta que asimilé la situación y me pregunté una y otra vez, por qué cuando él me preguntó, yo me olvidé de él y sólo hablé de mí. No entiendo como tuvo tanta fuerza para sonreírme, darme ánimos, estando en esa situación, esto es increíble, desde entonces mi vida ha cambiado, suelo ser más crítico con mis problemas y disfrutar más de las cosas buenas de la vida, ahora aprovecho más el tiempo con la gente que quiero, él todavía vive y procuro disfrutar más el tiempo, de sus risas, de sus chistes, de su seriedad, de mi amigo.

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